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¿Cómo puedo elegir al Socio Adecuado?

Responderemos


¿Cómo puede un socio ayudar a mi negocio?

¿Qué factores debo considerar al elegir a un socio?

¿Qué debo tener en cuenta al asociarme con alguien?


Imagina que Ana se dedica a criar y entrenar loros. Tiene talento para ello, de modo que quiere armar una verdadera empresa dedicada al asunto. Pero, como es la primera vez que encara un proyecto así, quiere tener un socio.


Ana piensa en algunas opciones posibles. Por ejemplo, su amigo Pablo, que también entrena loros. Nunca ha estado involucrado en una empresa pequeña, pero le gustaría probar.


Gabriela, la cuñada de Ana, entrena perros. Nunca trabajó con loros, pero tiene mucha experiencia en el sector de mascotas y una amplia red de contactos profesionales.


Y luego está Carla, la prima de Ana, que tiene mucha energía pero nunca ha tenido un empleo. No sabe nada sobre mascotas ni sobre cómo encarar un negocio, pero cree que podría hacerlo muy bien. Ayudemos a Ana a pensar en cuál sería el mejor socio para su empresa.


¿Quién sería el mejor socio para el nuevo emprendimiento de Ana?


La respuesta es Gabriela. Ana debería asociarse con ella, cuya experiencia en negocio y los contactos le serían muy útiles en la nueva empresa. Las aptitudes de pablo no sumarían mucho a las que ya tiene Ana, igual ella ya sabe del tema. Y aunque Carla tenga mucha energía, no aportará nada en concreto.


En los negocios, muchas veces, dos cabezas piensan mejor que una. Es simple matemática. Como equipo, Ana y Gabriela pueden compartir las tareas y tener un mejor desempeño.


También tendrán la ventaja que surge del poder de la colaboración. Es más difícil ser creativo e innovador solo. Tener a otra persona que aporte ideas y opine puede dar como resultado ideas más valiosas y mejor desarrolladas.


Los socios son especialmente valiosos cuando aportan aptitudes que a ti te faltan. Ana sabe mucho de los loros, pero no tanto del negocio de las mascotas. Gabriela tiene mucha experiencia en el sector de mascotas y puede ayudarla a superar ese obstáculo.


Además, Gabriela sabe de perros, algo de lo que Ana no sabe nada. Para que la colaboración sea más dinámica, Ana y Gabriela deciden combinar sus conocimientos y lanzan Loros y Perros, una empresa que cría, entrena y vende ambos tipos de mascotas.


Debido a su experiencia, Gabriela también tiene contactos en la industria, que pueden ayudar con el marketing, la financiación, la contratación de personal o cualquier otro aspecto que requiera ir más allá de las aptitudes y recursos de ellas dos.


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Los posibles inversores pueden confiar más en tu negocio si encuentras a un socio que complemente tus aptitudes. Esto es claro en el caso de Ana, que nunca ha puesto en marcha ni gestionado una empresa.


Para encontrar al socio ideal, hay que hacer una lista de candidatos posibles y plantearse preguntas importantes sobre cada uno de ellos.


En primer lugar, ¿disfrutas de su compañía? No tienes que ser el mejor amigo de tu socio, pero pasarán mucho tiempo juntos, de modo que, como mínimo, deben tener una buena relación laboral.


En segundo lugar, debes decidir si confías en esa persona. Estarás unido a ella en el sentido jurídico y financiero, y es fundamental que confíes en sus aptitudes y en su compromiso con el éxito de la empresa que van a compartir.


Ahora hay que pensar en cómo te gusta trabajar. El enfoque de tu posible socio en cuanto al trabajo, ¿es compatible con el tuyo?


Quizás a Ana le guste empezar a trabajar más tarde y quiera entrenar loros y perros de forma relajada, pero Gabriela prefiera llegar al alba e instaurar una disciplina férrea. Esto podría volverse conflictivo.


Tener distintos estilos de trabajo no significa que no sea posible trabajar en conjunto, pero hay que tomar en cuenta el enfoque de cada parte para ver cómo avanzar de la mejor forma.


En cualquier relación de socios comerciales, es fundamental poder comunicarse de forma efectiva y poder resolver las diferencias que surjan. Antes de elegir un socio, tienes que considerar cómo maneja los conflictos y si su estilo de comunicación funcionará con el tuyo.


Los desacuerdos son inevitables, de modo que necesitas a alguien que esté abierto al diálogo y a hacer concesiones. Ninguna de las dos partes debe temer dar su opinión ni oponerse a la idea del otro.


Te puede caer bien alguien, puedes confiar y trabajar y comunicarte bien con esa persona, pero eso no conducirá al éxito si la visión que tienen de la empresa no concuerda. Tú y tu socio deben tener una idea similar de lo que significa el éxito y de cómo harán para alcanzarlo. Si no pueden ir juntos tras los mismos objetivos, no tiene sentido tener un socio.


Por ejemplo, si Ana quiere concentrarse totalmente en los loros y los perros, pero Gabriela quiere también trabajar con gatos y otro tipo de mascotas, es un conflicto puntual que podría perjudicar su relación y su negocio.


También es importante que ambas partes tengan un nivel similar de pasión y entusiasmo por el trabajo. Si a Ana le interesa criar y entrenar animales, pero a Gabriela solo le interesa ganar dinero, van a entrar en conflicto.


Cuando encuentras a alguien que comparte tu visión y con quien trabajas bien, conviene saber más de esa persona. ¿Ya ha establecido un negocio? Si fuera así, ¿Cómo resultó? ¿Y qué opinión tienen quienes trabajaron con él o ella en esa empresa sobre su persona y sobre el trabajo realizado?


Pregunta a quienes hayan trabajado con esa persona (otros socios, clientes y colegas) sobre su personalidad, su estilo de trabajo, sus aptitudes y sus puntos débiles. ¿Hay gente que le tenga antipatía? Averigua por qué.


También conviene revisar su presencia en las redes. Haz una búsqueda de su nombre a ver qué aparece. Mira sus páginas de redes sociales para ver cómo se comporta socialmente. Una vez que hayas elegido un socio, debes ponerte de acuerdo sobre asuntos importantes, como los términos financieros de la sociedad.


La confianza es fundamental, pero hay que poner el acuerdo por escrito. Considera elementos tales como la distribución de las ganancias, el uso de las reservas económicas y cómo se estructurará la titularidad de la empresa. Además, piensa en cómo se dividirá el capital social y las acciones, y qué sucederá si una de las dos partes abandona la empresa.


Hay mucho en qué pensar, de modo que conviene consultar a un abogado antes de firmar. Puede asesorarte a ti y a tu socio con respecto a las implicancias legales que tiene una sociedad, para que todos tengan claro de qué se trata.


Google Primer / Plan de Negocios / Como elegir el Socio Adecuado

 
 
 

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